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El día que apareció el libro envuelto en papel de regalo - con flor y te quiero incluidos - andaba yo con poco tiempo para leer / dormir / descansar / tomarme un rato de asueto, con una bebé de apenas 7 meses recién cumplidos, que duerme muy interrumpido desde que nació, así que no tenía tiempo ni vista para leer, porque mi poco tiempo libre intentaba descansar en la medida de lo posible. Así que, como una inversión de futuro, guardé el libro para una mejor época.
Y esa época llegó hace unos días. Como todo lo de Safier, lo devoré, esta vez en 3 días. Pero esta vez, con un nudo en la garganta a cada paso. Una historia novelada, pero basada en hechos increíblemente reales. Dice, con gran acierto, que las generaciones de hoy en día vemos casi inverosímiles que unos actos como los cometidos en el Tercer Reich, se llegaran a producir realmente. Bueno: no me considero tan joven como para no creerlo (aún recuerdo ver por tv la caída del muro de Berlín - y a veces me digo, orgullosa ¡yo viví ese momento!- o recuerdo tocarlo y llorar emocionada, en la exposición universal de Sevilla, en 1992), pero me sigue pareciendo una locura y nunca deja de sorprender cómo el ser humano y su ingenio luchan por la supervivencia, incluso en las situaciones más extremas. El hecho de que un grupo de 1200 jóvenes (y cuando digo jóvenes, hablamos desde 13 años) del gueto de Varsovia se levantaran para luchar por su dignidad y su vida, como si un día, de repente, amanecieran siendo adultos... Caray, eso remueve la conciencia - al menos, en una sociedad en la que alguien es capaz de quejarse amargamente porque tiene un callo en un dedo del pie-. Y no es, hasta el final del libro, cuando se encuentra para mí, lo mejor (y hay que leerlo al final, porque se podría considerar spoiler), cuando, en una corta entrevista, el autor relaciona situaciones que crees ficticias en la lectura por su inverosimilitud; y no, casi todo es real, está documentado, forma parte de los registros y testimonios de lo que allí pasó.
Felicitaciones, sr. Safier. No tengo más palabras que articular, porque me he quedado sin ellas.
Quedo a la espera de su siguiente libro.
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