Así que una sesión de spa se avecinaba. Llevaba varios meses queriendo ir, pero no surgía la fecha correcta. Luego, después de planearlo con mi querida Betsa, tenemos que anularlo porque ella se quedó en estado pocas semanas antes de ir (los spa no están recomendados para embarazadas, porque les baja la tensión de por sí).
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Así que ayer llegó por fin mi superrato de asueto y relajación - ¡Aleluya! - yendo a un circuito de 90' de spa 🙌🙅🙆🙇🙏💆😇 ¡Yujuuuuuuu! Casi me llevo el chorro de agua de las lumbares para casa ¡Qué genial invento, por Dios!
El jacuzzi estaba cerrado por obras - ¡Oooohhhh! - pero, por las molestias, me dieron un vale por otro circuito de spa de 90' de duración - ¡Más yujuuuuuuu! - para que lo gaste cuando quiera hasta enero de 2017. Cachis, otra vez al spa, qué sacrificio... jijiji
Como a Raquel se la puede llevar a cualquier sitio, le di a conocer uno de nuestros sitios favoritos para comer de la sierra oeste: el restaurante El Cortijo, en Collado Villalba. Es un restaurante andaluz con - MUY - generosas raciones y pescado rico, rico. Nosotras pedimos cazón en adobo, chanquetes con huevo y una ensalada de tomate aliñaíto. Ni qué decir tiene que, a pesar del esfuerzo, no hubo manera de acabarse todo y más que a comer, se diría que fuimos a comer-merendar-cenar-todo-en-una-sola-comida.
Descansadas y con comida en el cuerpo, nos quedó pendiente una siesta ¡la próxima hay que planificarla, también!
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